miércoles, 10 de febrero de 2021

CARTA DESDE LAS TRINCHERAS

 La soledad, el aislamiento, el miedo... sentimientos que desde hace un año oscurece, en ocasiones, nuestras vidas. Los alumnos de Historia de 4º ESO, junto con su profesora Ángela López, han plasmado estos sentimientos a través del género literario narrativo de la carta, y para ello se han puesto en la piel de jóvenes soldados de la I Guerra Mundial.

Gracias a estos alumnos por vivir y sentir la Historia. 



                                                                                                                20 de Abril de 1916

Querida madre, 

   Aprovecho este rato de calma para escribirte esta carta. 

La guerra no está resultando como ansiabamos, pues, el entusiasmo y la emoción de los primeros días se esfumó como el aliento de aquellos soldados que dieron su último suspiro por nuestra querida Alemania.  Aquí, bajo una trinchera y sin apenas nada para llevarnos a la boca me pregunto, ¿Está siendo en vano mi sacrificio, madre? 

   Chapoteando entre charcos de lodo y sangre , avanzábamos hacia nuestro próximo destino, pues, el Cabo Ackermann, el capitán de mi escuadrón nos dio a conocer una nueva amenaza. EEUU se nos une a esta guerra que parece ser milenaria. Necesitamos lanzar un ataque hacia nuestro enemigo y así lo deje inválido mientras los americanos no estén y podamos ganar un poco de ventaja.

   Aunque no sé como lo lograremos, nuestro escuadrón ha sufrido numerables bajas. Algunos soldados no aguantan la situación y caen en un pozo de locura y desesperación. Otros, como mi buen amigo Jean Kirschtein, deciden acabar con su vida, pretendiendo así acabar con su angustia y desazón. Y no me es de extrañar, pues, desde que estalló la guerra he visto muchas miradas vacías, sin vida… Orbes libres de todo brillo de esperanza, ahogados en un desasosiego que los va consumiendo poco a poco.

   Aún recuerdo mi primera semana como soldado. Las manos me temblaban al portar aquel rifle de artillería. Tenía miedo. Pero no fue hasta el día en el que los rusos casi matan a mi mejor amigo Eren Jäger que pude sostener un arma sin temor alguno. Un soldado ruso le disparó en la pierna. Yo sostenía mi rifle, apuntando hacia el enemigo, sin embargo, mi cuerpo no era capaz de apretar el gatillo. Jäger, al ver que yo no era capaz de reaccionar me dijo “Lucha… Tienes que luchar. Si ganas... Vives, si pierdes… Mueres. Si no luchas no ganas” 

   Y entonces lo entendí. Siempre había visto esa escena. Una y otra vez. Siempre había estado delante de mí. Pero miraba hacia otro lado. Eso es. Este mundo es despiadado. 

    En ese preciso instante mi cuerpo dejó de temblar. A partir de ese momento pude controlarme a la perfección. Me vi capaz de cualquier cosa. Y aquel día vimos una pequeña luz al final del túnel. 

Ganamos nuestra primera batalla contra los rusos.

                                                                                                                   Katherine Müller

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